lunes, 31 de octubre de 2011

La ultima terracita?

Parece que ya es tarde para ésto. Ahora si que se puede decir que ha empezado el otoño. Alguna mañana ya he sufrido el fresquete por esa costumbre insana que tengo de no asomarme a la ventana antes de decidir salir a la calle en mangas de camisa. Sin embargo, hasta hace bien poco hemos podido disfrutar de las terracitas. Posiblemente ésta será la última de la temporada, al menos antes de que instalen las estufas esas con forma de seta. En “Arandinos Peña” acabamos un poco sin planearlo. Estábamos por la zona y terminamos allí. Está en Alcobendas, en el Paseo de la Chopera 132. Me gusta ese sitio. Ya hemos estado alguna vez más. La terracita, con las típicas mesas metálicas de toda la vida. Los camareros, de los de siempre, de los de memoria prodigiosa, que les pides siete consumiciones, cuatro raciones y tres tostas y los jodíos no fallan una. Bar de los que la tapa a veces es como un pincho pagado en otro sitio. De esta manera, mientras nos traían lo pedido, nos pusieron unos pinchitos de pan con pisto casero y anchoas bien ricos. En poco tiempo llegaron los torreznos, ricos, ricos, de pequeño tamaño y de ración abundante que hicieron bajar a gran velocidad la jarrita de cerveza con limón que me pedí.
Al momento la ración de oreja con salsa picante. Igualmente hermosa, la oreja tierna, con esos trocitos a veces mas churruscaditos y crujientes.
Según nos pusieron la siguiente ronda de bebidas, unos canapés de lomo de cerdo y queso renovaron el aperitivo. Muy bien, esos son los detalles. Para acabar, ya que los pedimos bien frititos, unos boquerones de los que dimos buena cuenta.
Todo para la que posiblemente será la última terracita nocturna sin abrigo de la temporada. Y todo por uno 12 euros por persona (éramos 4), con dos rondas de bebidas. Las fotos un poco jena, eso si. La oscuridad y la falta de flash en el móvil...Es lo que hay, menos da una piedra...:) pd: Lo cierto es que esto está escrito hace ya un par de semanas y aún sigue siendo tiempo de terracitas...Ufff, cuando llegue el invierno va a llegar con poderío...

miércoles, 26 de octubre de 2011

Plan de tapas para el fin de semana.

Ya me lo han cascado por varios sitios, así que parece que la cosa está interesante. Tras los tapeos por Prosperidad y por La Latina, ahora es Lavapiés el que ofrece sus jornadas de tapas. Algún creativo le ha puesto el nombre Tapapiés...en fin...:) Lo importante es que son mas de treinta establecimientos los que ofrecen sus creaciones, más sosfiticadas de lo habitual en este tipo de eventos, con la consigna de ir "de tapas por el mundo , sin salir de Lavapiés". A euro la tapa...lo malo es que la caña va aparte. Mucha crisis y mucho rollo, pero al final hace tres años estas jornadas ofrecian a euro la tapa y la caña o el vino.
Toda la información la tenéis en su web "Tapapiés" (le voy cogiendo el gusto al nombrecillo). Alli podeis descargaros el utilísimo mapa para tener presente qué bares participan y la tapa que ofrecen en cada uno. Lástima que el tiempo no acompañe tanto como en jornadas pasadas, pero si da tregua, puedes pasar un buen rato. Hasta el Domingo, así que buscad hueco.

martes, 25 de octubre de 2011

El enfriador y el corredor frustrado.

Hace cosa así de un año se podría decir que estuve en forma (dentro de lo que cabe, claro). Jugaba al padel, iba al gimnasio. Corría. Llegué a estar cómodo en ritmos de 4’45’’ el kilómetro. Que no es que fuera un galgo, pero por debajo de cinco minutos el kilómetro ya requiere haber entrenado un poquillo…Pero después del verano la tendinitis que arrastraba en el Aquiles izquierdo se reprodujo en el derecho. Paré unas semanas, seguí, me dolía mas…Pasé el invierno y parte de la primavera sin hacer grandes esfuerzos, pero ahí seguían los dolores. Aún así intentaba superarlo. Hasta que llegó el 1º de Julio. Mi última salida a correr.8,6 Km. según Google Maps, 45’11’ según mi Casio de juguete. 5’15’’ el Km. Y hasta ahí llegue. Dolor insoportable, médico, reposo….Y ahora rehabilitación. Con lo bien que estaba yo por ahí trotando. Aquí tenéis el recorrido de la última salida a correr. Pío XII, Príncipe de Vergara, el Bernabeu, la mortal cuesta de Concha Espina… Eso si, aunque parece que cuando vas corriendo no estas a nada, te vas quedando con cositas. Y recordaba pasar por el sitio marcado con la “X” en el mapa (pinchar para ver en grande) y ver una terracita llena de gente tomando cervecitas mientras yo arrastraba mis dolores con aquellos calores de Julio.
Y ahora, con estos calores de Octubre (?) hemos ido a probar el sitio. Y no había sitio en la terracita!! Este cambio climático… El bar se llama “El Enfriador”, en la calle Príncipe de Vergara 291, Madrid. Hasta la bandera la terraza, pero había un par de mesas altas dentro. Sólo queríamos algo de picoteo y este fue el resultado. Una tosta de gambas con alioli gratinadas (4,40€) suave.
Más cañera la tosta matrimonio (3,80€), típica de anchoas y boquerones, sobre pan tostado con tomate. Muy rica, con ambos pescados muy logrados.
Tenían también empanadas de Cedeiro y decidimos probar la de pulpo. No les quedaba y tiramos por la de zamburiñas. Jugosísima, con una especie de pisto sabroso y las zamburiñas haciéndose notar. Un poco cara, eso si, para el tamaño de la ración (6,50€).
Con dos jarrotes de cerveza (3,50 € cada uno) y una coca-cola (2,30), salimos clavado a 12 por persona. Bien en general y además nos pusieron unas patatitas fritas con unas lonchas de salchichón muy rico de aperitivillo. A ver cuando puedo volver a pasar por ahí corriendo y no solo zampando…:)

domingo, 23 de octubre de 2011

De tartales, dulces y experiencias...

Ya he cogido la costumbre de irme apuntando sitios que voy leyendo aquí y allí para cuando me apetece ir a un sitio nuevo tener siempre, o casi siempre, uno en el punto de mira. El que nos ocupa hoy estaba en esa lista. Se trata de “Mamá Framboise”, en la calle Fernando VI, 23, Madrid. Se definen en su web como “la primera boulangerie/pâtisserie francesa de Madrid”. Las fotos del sitio invitan a acercarse a echar como mínimo un vistazo a sus escaparates de bollería y pastelería, pero lo idea era tomarse algo in situ, más aún tras ver su carta, tambien disponible en su web. Desconozco si admiten reservas. Nosotros fuimos a la aventura y ciertamente estaba complicado lo de conseguir asiento. Previsoramente mientras yo aparcaba Laura se puso a la caza de mesa y consiguió una para dos personas justo en la entrada. Bien porque teníamos mesa, mal por la situación. La fila de gente a la espera de mesa la teníamos continuamente delante. Un poco rollo estar merendando mientras ves culos parados a la altura de la cara. Quizás la espera fuera del local sería más indicada. Ya con esto empezamos con lo de las "experiencias" en un local. Lo de que por muy buenas que estén las cosas lo que ocurre alrededor, como te sientes y te hacen sentir tiene al menos el mismo valor. A la hora de pedir, algunas decepciones. Empezamos por pedir un batido y no les quedan. De ninguno de los tipos. A las 18:00 de un festivo? Un poco raro, siendo como es una bebida muy de merienda. En fin, para Laura zumo de naranja y una tostada de brioche, no muy grande pero realmente rica, bien dorada, tierna por dentro, servida con dos tipos de mermelada.
Yo, sin dudarlo, tras ver la variedad de tartas, veo que hay una degustación de seis vasitos de las mismas, a siete euros. De cabeza!!!! Pues no: la camarera me informa de que no tienen vasitos “ahora”. Le pregunto que si eso significa que los tendrán “luego” y se va a preguntar. Al rato, mas bien largo para una pregunta tan corta, me responde que no los han tenido en todo el día ni los tendrán…Vaya, ni batidos ni la degustación, que con seguridad debe ser de lo mas pedido. A todo esto, una sensación continua de prisas de los camareros, poco sonrientes, muy secos, a los que era difícil preguntarles porque a la primera respuesta ya se giraban para atender en otra parte… Por eso se me ocurrió preguntar a una de las dos chicas que parecen las dueñas del local. Nada que ver: muy amables, sonrientes, atentas a todo el mundo dentro de que efectivamente parecía que la cosa estaba un poco desbordada. Me dice que claro que ha habido y habrá vasitos, pero que no hay en ese momento y que saldrán en veinte minutos. Lo cierto es que entre que pregunté a los camareros y finalmente se aclaró la cosa, Laura ya casi había terminado su delicioso brioche y yo ya había salivado demasiado como para esperar ni un minuto más, así que me decidí por una de las tartaletas, de frambuesa y pistacho. Un acierto, delicada de sabor, sin excesos de dulzura, ni grande ni pequeña. La verdad es que todas tenían una buenísima pinta y tuve que controlarme para no pedirme una segunda.
Al marcharnos pregunté si estaban ya disponibles los vasitos, mas que nada por echarles un ojo para futuras visitas y ya los tenían. No tenían mala pinta, pero parece que no puedes elegir concretamente los que quieres, sino que son degustaciones ya definidas (o así me indico la primera camarera, así que fíate…).Te los preparan muy monos para llevar si así lo quieres. Como veis, me encanto lo que probamos pero no acabe de salir de allí contento. Insisto: lo de siempre, sólo ha sido la experiencia de una única visita, y teniendo en cuenta que la base, el producto, merece la pena, habrá que intentarlo de nuevo.

jueves, 20 de octubre de 2011

Cerveza por cubos...mola!!!!

Ya me había llamado la atención este sitio las veces que había pasado cerca de él en La Vaguada. “La Sureña” es una franquicia que basa su oferta principalmente en el atractivo de los cubos de cerveza. Esto es, cinco botellines de Mahou por tres euros, bien fríos, que te entregan en un cubo metálico con hielo y un abridor. Tu te vas abriendo y administrando las cervezas a tu antojo, siempre frescas… Y las raciones, a seis euros cada una, precio genérico.Con estos datos ya sabidos resulta que habían abierto una nueva sucursal en el centro comercial Plaza Norte, en San Sebastián de los Reyes. Pasamos por la puerta un día de compras y nos echaron la caña. Mejor dicho, las cañas: estaban de inauguración y te regalaban el primer cubo de cervezas. Cinco botellines que pasarían directamente a mi haber por ir con Laura, que no bebe. Total, si me sobraba alguno, a ese precio estaría igual de bien…:)
Ni que decir tiene que no sobró ninguno…Desde ese día de la inauguración he ido un par de veces más y así puedo comentar sobre las raciones. Siempre ha caído la de gamba blanca cocida. Unas gambas que realmente me parecen buenas. Ración generosa, con un puñadito de sal gorda, que entretiene además de gustar. También cae siempre una de cazón en adobo. Todas las que son frituras te las entregan en un cucurucho. Ésta en cuestión nos gusta bastante, si bien para mi gusto le daría un poco más de caña al adobado, que fuera más sabroso. Los mejillones, simplemente al vapor, están deliciosos, de un tamaño bastante grande, pero claro, la relación cantidad-precio baja mucho, ya que en la ración no llega a la docena por su tamaño y seis euros de mejillones deberían dar para algo más. Y muy recomendables para el picoteo las lágrimas de faisán…salvo por su absurdo nombre. Son unas tiras de pollo empanado bien frititas con una salsa de miel y mostaza para mojar. Realmente están buenas, no necesitan para nada la chorrada del faisán, sobre todo por lo absurdo de preguntar que qué es eso del faisán y que te respondan que pollo. Pues pon pollo!!! :) La ensaladilla de gambas también es correcta, suave de sabor, te la ponen con una bolsita de picos. No hemos probado la ración de paletilla, que cuando la vemos pasar tiene una pinta interesante, ni la de carne mechadas, curiosa, con la carne cortada en lonchas y un limón para aderezarla (?). Lo dicho, un sitio altamente recomendable para el picoteo y el cerveceo. Y más aún los jueves, que tienen (o al menos es así ahora) dos por uno en raciones.

lunes, 17 de octubre de 2011

Tiempo de guisotes.

Aprovechando que tengo una olla como una olla parece que dan más ganas de tirar a los guisotes. Y este fresquillo que está empezando a levantar ayuda. No estaba planificado, pero una revisión rutinaria del congelador, que casi no cierra, nos llevo a este plato.
Tenía un kilo de costillas de cerdo frescas (bueno, eran frescas y ahora superfrescas, congeladas) y se nos ocurrió intentar un plato típico, las patatas con costillas. Ni Google ni leches. Llamada a mamá. Ya se sabe que eso suele ser preludio de puñados, pizcas, cucharaditas y demás medidas abstractas, pero para hacerse a una idea fue más que suficiente. Y así fue la cosa.

Patatas con costillas.

Un kilo de costillas de cerdo frescas.
Un kilo y medio de patatas (al final está más rica la patata que la costilla)
Una cebolla y media grandes, finamente picadas.
Dos pimientos rojos, también picados.
Tres dientes de ajo, más picados aún.
Tres hojas de laurel.
Una cuchara sopera de pimentón dulce (ni colmada ni rasa…entre medias)
Una cucharadita de café de cominos enteros.
Una media cucharadita de café de colorante alimentario.
Un pellizco de pimienta cayena molida (si te gusta picante. Yo, personalmente, no lo volveré a echar, no lo necesita).
Sal.
Aceite.
Agua.


Ya sabéis como va esto del sofrito.
Ponéis a fuego medio la cebolla y el pimiento y cuando estén blanditos, se añade el ajo picado, las costillas y las patatas, peladas y cortadas en trozos “de un bocao”, chascándolas al cortarlas. Dale vueltas al tema unos cinco minutillos, que se rehogue bien. Añadid entonces el pimentón, el comino, la cayena si la usáis y la sal. Removed por otros 2 o tres minutos, que no se queme el pimentón. Cubrid con agua y añadir el colorante (opcional en realidad, a mi me parece que ayuda al color y sabor). Y a dejarlo a fuego lento hasta que las patatas estén blanditas. Removed de vez en cuando para que las patatas suelten sustancia y espesen un poco el caldito. La foto es un poco al principio, luego se nota muuucho más denso. En hora y media o así estará listo. Una gozada que te dejen suelto con la perola de ésto y media barra de pan…o una entera.

domingo, 16 de octubre de 2011

Comida callejera.

La comida callejera no me parece que acabe de ser algo que se vea muy a menudo por Madrid. Lo de los puestos con comida preparada por la calle pocas veces pasa de ser un chino con una caja vendiendo bocatas del jamón más cutre….y poco más. Me tengo que ir al sur para recordar los quioscos de patatas asadas rellenas de Málaga, los cucuruchos con quisquillas en Huelva…Sitios bastante dignos en general para picar algo mientras paseas.
De Madrid recuerdo de mis andanzas juveniles los sitios de perritos calientes al estilo de Los Chaburres (cerrado ya) y otros bares de la zona de Manuel Becerra. Mi marca personal está en seis de esos emparedados, con una salsa que ni era ketchup ni era tomate, pero que te apañaban a las tantas de la mañana. En una bolsa de plástico transparente te los daban, calentitas las salchichas, no tanto los panes. Y a zamparlos a la vía. A 100 pelas perrito y cocacola llegué a pagarlos. Tela de viejuno. Si me apuras, también callejeros son los bocatas de calamares de la Plaza Mayor o la media docena de churritos, con azúcar, por favor, que te puedes pimplar en cualquier churrería (ojo, no hay tantas).
Llevaba yo un tiempo con el antojo de probar unos puestos de comida callejera que deben estar en auge, ya que están poniéndolos por todos los sitios de gentío. En Sol, en Tribunal y por Alcalá he visto ya minitiendas que te venden porciones de pizza a dos-tres euros. Si, ya se que existe Telepizza desde hace milenios, pero aquí el concepto es otro. Ni sillas ni mesas. Una cinta que marca la cola, pides, te lo calientas y te lo llevas. Aprovechando que íbamos a ver la grabación de “El Club de la Comedia” por la zona, antojoso que soy yo, me pedí una porción de queso, tomate, albahaca y bacon en uno de estos lugares, "Papizza". Dos pavos. Caliente a rabiar te la dan. Crujiente en su base, mas tierna en el lado de los ingredientes. Una masa no muy fina y de sabor más que correcto. Y a correr. Tan contento.

miércoles, 12 de octubre de 2011

El cacerolón y la habas con choco revisitadas.

Está bien eso de salir por ahí de zampa, pero la parte del recetario del blog se ha resentido muuuuucho últimamente de por mi perrería. A Mayo se remonta la anterior receta que colgué por aquí. No como en casa o qué? Lo cierto es que si, pero parece que siempre se repiten los mismos platos o nos damos al marraneo de forma poco saludable y menos aún publicable.Pero bueno, Laura me ha regalado un peazo cacerola, la más grande de la gama Efficient de BRA, con idea de que la llene de vez en cuando.
La historia es que, cada vez que hacía algo multitudinario en alguna olla de las que ya tenía, me tocaba estar vigilando, dando vueltas. O las ollas no son muy allá o no se, pero se me pegaban las cosas cada dos por tres. Así que esta vez, cacerolón gigante pero con cubierta de teflón.
Una gozada, oigan, hacer risotto ahí sin tener que estar a saco dando vueltas al arroz para que no se pegue. Y poder hacer para 15 personas a la vez!!! :)
Tras el risotto retomé una antigua receta que en su momento fue muy aplaudida para hacer como para un regimiento, corregida de ciertos fallos. Aquí la tenéis

Habas con choco (a calamares, o sepia, a elegir), para muchos…

1 kg de calamares cortados en taquitos (yo use anillas y me entretuve cortando)
800 gramos de habitas baby
Tres cebollas grandes
Tres tomates grandes
Dos pimientos rojos
Media barra de pan grande
Litro y medio de caldo de pescado (yo use brick)
Cuarto litro de vino blanco
Dos sobrecito de tinta de calamar
Aceite
Sal (según gusto)
5 hojas de laurel

En un poco de aceite se sofríen la cebollas, el pimiento y los tomates previamente picados. Cuando estén blanditos, se le añade el laurel, el vino blanco y la mitad del caldo de pescado. Se deja hervir 10 minutillos, para que se evapore el alcohol. Cuando así haya ocurrido, se repesca el laurel (no lo tires) y se meten las rebanadas de pan, que se empapen. Toda esta mezcla la trituras con la picadora y le añades la tinta de calamar. Vuelves a echar este puré a la cacerola y añades el resto del caldo de pescado. Si ves que esta poco denso para tu gusto, pues otra rebanadita de pan triturada con un poco de caldo y para adentro. Cuando tienes la densidad buscada, añades la sepia o el calamar cortado en trocitos de un solo bocado y las habitas, escurridas si venían en bote.
Se deja a fuego lento hasta que el calamar se ablande. No tarda mucho, 20 minutillos a fuego lento, teniendo en cuenta que ya esta todo caliente al echar el calamar. Yo le eche un pelín de sal, pero creo que entre el sabor de la tinta y la sal que lleva el caldo puede valer. Probad y salad a gusto. Con arroz blanco, de lujo. Lástima que la foto se me pasó.Así que solo tenéis el testimonio del tupper congelado que sobró de toda esa olla!!!

domingo, 9 de octubre de 2011

La Fábrica de la cerveza, un habitual.

La Fábrica de la Cerveza es uno de esos sitios a los que voy de vez en cuando y que precisamente por estar acostumbrado a ir nunca ha tenido report. Nos viene cómoda cuando vamos por la zona del Diversia, donde hay una. Me consta que hay unas cuantas más por ahí dispersas (c/ Genova, C/ Princesa, algún centro comercial...). Podéis sacar la información de su página.
Tienen una razonable variedad de cervezas para justificar el nombre, aunque técnicamente ninguna de ellas las fabrican ellos. Pero tienen Guinness y una roja (Affligem o algo así) muy rica.



Nuestra elección habitual, para cenas de picoteo ligero, suele ser unos mejillones al vapor o a la belga, una bandejita de setas empanadas con alioli, supercrujientes.
Y una tabla de patatas y salchichas con salsas, que no tiene mayor historia pero que como ya sabéis, unas patatas fritas y algo donde mojarlas rara vez falla.



Alguna vez hemos ido más lejos, pidiendo algún combo alemán, que incluye unos patés y ensaladas que personalmente no me atraen mucho, o el codillo, que no está mal pero resulta un poco excesivo para la noche, cuando frecuentamos el local. La cuenta, sin excesos, por debajo de los 15-20€ por persona salvo que se te vaya la mano con las pintas…:)
Por cierto, en estas fechas celebran el Oktoberfest con algunas promociones curiosas, por si queréis aprovechar este momento para conocer el sitio.

jueves, 6 de octubre de 2011

Finos y Finas: finos nos pusimos.

Nuevo cuponcito, esta vez de Groupon. Por 29 euros para dos personas sin bebida. Ciertamente me estoy aficionando a esto de los descuentos en grupo, que nos están permitiendo conocer establecimientos a precios muy competitivos. Que no es por hacer ni dejar de hacer publicidad, pero los datos y precios cantan y los resultados han sido mayoritariamente buenos.
En este caso se trata de “Finos y Finas”, en la c/ Don Ramón de la Cruz, 49, Madrid. Hay que tener en cuenta que una vez metido en el sistema de cupones cada día te llega una propuesta nueva. Lógicamente no te quedas con todas. Tienes que ir seleccionando y viendo cuales tienen mejor pinta. Éste la tenía y no decepcionó en absoluto.
El restaurante es largo y estrecho, con las mesas a lo largo del corredor. Muy luminoso y funcional. El maitre todo amabilidad. Mientras nos tomábamos unas tartaletas de ensaladilla como aperitivo nos tomó nota de los segundos platos (había que elegir entre tres) y rápidamente empezó el desfile.
Para empezar, salmorejo con almendras tostadas, suave de sabor. Comenté que es un entrante muy triunfador y con muchas ventajas: suele gustar a todo el mundo y te crea un “fondo de estómago” que hace difícil que acabes la cena pensando que te quedas con hambre.



Seguimos con el paté de hongos con mermelada de frutos del bosque. No estaba mal pero un poco falto de potencia.



Ganadoras sin duda las croquetas, unas de berberechos con crema de nécoras y otras de chorizo a la sidra con salsa de tomate casera. Sabrosísimas, cremosas…Para pedir ración en lugar de una de cada para cada uno.



Los rollitos thai que siguieron sin mucha historia.
De principales optamos por el atún rojo a la plancha con salsa de soja y pisto, rica preparación, sabrosa.



Y para mí, raviolis de setas con crema de queso y trufa negra. Tremendo plato!!!! Aparte de lo rico que estaba, la contundencia y tamaño de la ración me obligó a esforzarme por acabármelo.



Eso y que rebañé el plato de atún de Laura hizo que se perdiera la opción postre. Sin embargo acepte el chupito de hierbas que me ofrecieron para bajar un poco el tema…:)
Las cocacolas y cervezas que acompañaron el menú sumaron 10 euretes más a la cuenta, por lo que salimos a unos 20 por persona, más que recomendable.

martes, 4 de octubre de 2011

Al mercado de San Antón.

La reconversión de antiguos mercados en fashion-markets, por llamarlos de alguna manera, ha permitido revivir al Mercado de San Antón, en Augusto Figueroa 24, Madrid. La remodelación es un poco fría, la verdad, después de ver el trabajo que se hizo con el mercado de San Miguel. Todo tiene un aire muy funcional y sinceramente el supermercado de la planta baja le quita un puntito de glamour. Eso si, los puestos ya individuales del mercado ya son otro cantar. La pinta que tiene todo es tremenda. Todo tan bien colocadito…Hasta la tienda de congelados parece otra cosa. Los precios, así, por encimilla, son tirando al alza, pero algunos géneros posiblemente lo merezcan. Se puede pasar un ratillo bueno salivando entre puestos.Por qué nunca hago fotos de los sitios, no solo de los platos?Me lo pondré de deberes para que no tengais que estar tirando de los enlaces externos.
Para solucionar el hambre que te entra, en la siguiente planta la cosa esta muy bien montada: puestos de lo más variado que ofertan pequeñas delicatessen, a precio mas o menos de pincho, que puedes acompañar de las bebidas que sirven en la barra del fondo. Sushi, comida griega, ostras, mariscos, platos con foie…Variadito e interesante. Nosotros, que íbamos con idea de cenar en el restaurante que hay en la planta más alta apenas picoteamos algo. Yo, entre tanto producto gourmet, al final caí en un mollete con morcilla de Burgos y manzana…La gente tomando ostras y champagne y yo, morcillaca…Que tío mas fino!!!!
El restaurante de la parte de arriba, La Cocina de San Anton, estaba hasta arriba pero tuvimos suerte con pillar mesa. Y eso que es grande!!! La carta tiene más bien cosas clásicas. Cayeron unas croquetas de jamón 5 Jotas, ración de cinco.



Íbamos cuatro personas. Pensé que cinco era posiblemente el peor número de objetos comestibles para compartir. No divisible entre dos, tres o cuatro. Cosas mías…Normalitas, no eran para tirar cohetes. Mejor la ración de torreznos con pimientos de Padrón, no picantes. Los torreznos son bastante vicio calentitos, hay que reconocerlo.Y correcta la ensaladilla.



Los huevos estrellados, normalitos y los chipirones a la plancha “con pisto de verdad” como reza en su carta, un poco timo. Ración escasa y el pisto, por muy de verdad que fuera, brillaba por su escasez.No hay foto, lástima
Pedimos de postre variadito.Bien elarroz con leche, bastante bien el pastel de chocolate y una siempre agradable tarta de manzana con helado.



Vamos, que en líneas generales se queda en lo normalito.
Pero si que es cierto que tienen algo especial, el concepto “Cooking”. La idea es que puedes comprar cualquier carne o pescado en el mercado de abajo y pedirlo para que te lo preparen en el restaurante. Este te cobra un fijo (unos cinco euros si mal no recuerdo) y luego puedes añadir salsas o acompañamientos para el plato. Lógicamente solo aceptan preparaciones rápidas, tipo plancha, horno o cocción, nada de guisos…Pero ciertamente es una idea interesante que vimos que la gente usaba (menudo entrecot se metió una chica de una mesa cercana mientras su novio se zampaba tres hamburguesas de Raza Nostra…). Lo dicho, el sitio, normalito, pero esa idea de llevar tú el género igual le hace merecer otra visita. Busque a ver si con el vino hacían lo mismo pero no vi información en la carta…

domingo, 2 de octubre de 2011

Tirando de cupones, Mezklum.

No se puede decir que la tendencia sea muy clara, pero creo que me estoy haciendo fan de las reservas de restaurantes vía cupones de descuento (Groupalia, Groupon, Restalo…). Ya comenté que no es oro todo lo que ahí reluce, pero ciertamente se pueden sacar buenas oportunidades de vez en cuando.

Esta me lo pareció y para allá que fuimos. Mezklum Tech Restaurant, en la calle Príncipe, 16, Madrid, pintaba muy bien. Entre otras cosas te da la posibilidad, si así lo reservas y les queda sitio, de cenar tumbado en unas camas que tienen. Yo lo vi claro, quería probarlas y así reservé. Gracias a la oferta, un menú para dos personas por 29 euros (habitualmente tienen uno similar a 20 por persona). No tengo claro por qué, pero tenemos la costumbre o manía de ir a cenar muy pronto. Casi siempre reservamos a las 21:00 en los sitios y muy a menudo somos los primeros clientes de la noche. Y a veces nos llevamos algún susto, como que a las 20:55 pasemos por la puerta y esté cerrada con candado!!! Así ocurrió. Ya estaba yo tenso cuando apareció alguien para abrir la puerta. Ya estaba todo listo.
El 100% de las mesas (bastantes) que se ocuparon esa noche venían con el menú ofertado. Vale, el restaurante posiblemente tiene menos margen con el descuento, pero el menú cerrado les permite ajustar muy bien cuánto y cuándo han de comprar.
Nos condujeron a nuestra mesa-cama a través del amplio local. Diversas salas muy bonitas (podéis verlas en el enlace). Y al llegar a la cama, gatillazo. Que si, que muy bonita, que muy original pero de repente pensé en mi flexibilidad y en la elegancia de zamparme unos huevos rotos tumbado como Nerón…Pedimos cambio a mesa de mutuo acuerdo, que a Laura tampoco le acababa de convencer la comodidad del tema.
El menú, sencillo, transcurrió con celeridad.



Una ensalada con queso de cabra, mango y vinagreta de frutos secos bastante sabrosa, generosa en piñones (hacía siglos que no los comía)Unos rollitos orientales con unas salsas mas bien sosillos.El timbal de huevos estrellados con chistorra y patatas fritas muy bien. Al final, es un plato que raramente decepciona. Huevo y patata se llevan como uña y mugre.

De segundos, a elegir entre tres, nos tomamos el rissoto de gambas y trigueros, que no estaba mal del todo, pero le faltaba el toque de parmesano y le sobraba un poco la sensación de estar sazonado con sopa de sobre de espárragos. Así dicho suena un poco chungo, pero no era para tanto, se dejaba comer.



Yo elegí el solomillo ibérico con salsa de fresa. Tirando a plano. Ni fu ni fa.

A los postres, el gran triunfador fue la tarta de dulce de leche. Potente como ella sola, dulce y agradablemente empalagosa. Fue un buen final.



Con el cupón de 29 para dos personas y pagando el extra de un par de bebidas (el menú incluía dos) y algo más de pan, pues a unos escasos 17 euros por persona, gran calidad-precio-lugar.