martes, 7 de febrero de 2012

Cochinada 2012

Una “pedrada” del amigo Juan Carlos, que comentó en el foro de amiguetes de Corepo por algún buen sitio donde comer cochinillo propicio una nueva noche de entripada, risas y copas. Lo cierto es que no hace falta mucho para encender la mecha y la idea de hacer un buen cochino, tierno por dentro, crujiente por fuera, atraía bastante.
Tras dar unas vueltas por la red, al final nos quedamos con la versión más sencilla y que dio un resultado tremendo.


La trilogía agua-sal-manteca y al horno rato largo.
El horno fue un pequeño hándicap. Era muy pequeño en altura, tanto que las dos bandejas que metimos, una para cada medio cochinillo, estaban prácticamente pegadas, así que nos toco de vez en cuando poner la de abajo arriba y la de arriba abajo. Supongo que el abrir el horno alguna vez de más hizo que el tiempo de horneado fuera más largo de lo habitual, pero el resultado valió la pena. El resultado y la quemadura que me hice en un dedo al manipular tanto las cosas. Una herida de guerra sin importancia. Más sufrió el cerdito!!!

Cochinillo asado o tostón, para 6 hambrientos.
Un cochinillo de 4 kg y medio de calidad, en mitades.
Sal
Agua
Manteca


Se sala sin miedo el cochino y tras ello se masajea con la manteca por todas partes, arriba y abajo. El tema del salado sin miedo es porque al final el interior de la carne no pilla esa sal, así que compensa. De todos modos, la salsita sobre la carne ya cortada es perfecta para solucionarlo. Varias recetas recomendaban darle la vuelta al cochinillo a mitad de cocción, proteger la carne del contacto de la bandeja poniendo maderas o ramas de laurel… No le dimos la vuelta en ningún momento: siempre con la piel hacia arriba. Eso si, le metimos en plan ñapa unas bolas de papel de aluminio para que la chicha no reposara directamente en el metal. Dale unos cuantos pinchazos por la piel aquí y allá, para que no se formen demasiadas burbujas de grasa. Protege con papel de aluminio las orejas y el rabo, para que no se chamusquen. Añade un vaso de agua a la bandeja, sin mojar la piel del cochinillo. De tal manera se mete en el horno, a 150 grados, durante 2 horas, con solo calor abajo. Igual depende del horno, pero nosotros necesitamos incluso dos y media. Cada media hora cambiábamos las bandejas una por la otra y regábamos con el juguillo que iba saliendo. Tras eso, sube la temperatura a 220 durante 20-30 minutos. Es lo que dará el crujiente. No se trata de tostar usando el grill, sino que el aumento de temperatura dore la piel.Tras ese rato, este es el resultado.


Nos metimos unas serias raciones y parece que gustó, visto lo que sobró. Y eso que de primero nos habíamos metido unas judías pintas protagonizadas por el padre del cochinillo, viandas tipo chorizo, morcilla, oreja…La receta en el próximo post, chupada.
Esta es la ración que me fundí yo. Tremendo, oigan. Interesante salsear con el jugo que suelta la carne interior, pero la corteza, esa que no la toque, que cruja!!!



Y aquí el grupo, satisfecho tras la entripada, tras las judías, el cochinillo y 5 botellas de buen vino…:)


Y a la espera quedamos del próximo capricho de cualquiera de los comensales. Un nuevo y delicioso reto nos espera!!!


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