sábado, 31 de marzo de 2012

La barra libre no da la felicidad.

Soy superfan de los buffets libres, como bien sabéis. Aunque hay que saber a lo que atenerse. Si pagas diez pavos, no tienes que exigir calidad de treinta, eso es obvio…o no? La cosa es que esta vez el buffet libre era bastante peculiar. Una oferta de Groupon/Groupalia o similar me llamó poderosamente la atención: barra libre de hamburguesas y perritos clientes para dos por 29 euros. La única condición era que para pedir la siguiente tenías que haberte acabado la anterior. La variedad de hamburguesas en la carta era de unas 8 o así (los perritos habian desaparecido). Inabarcable para Laura y para mí? Veamos…
El sitio es el Honky Tonk Café, restaurante abierto a las faldas de la sala de conciertos del mismo nombre. El sitio ciertamente mola por dentro. Muchas fotos de cantantes y grupos, un ambiente rockero y en general buena (y conocida) música. La oferta nos incluía un cocktail de bienvenida, algo irreconocible pero tragable, con algo de pomelo endulzado. No estaba mal. Como es menester, me bebí el mío y el de mi abstemia pareja. También incluía un entrante. Nos pedimos la ensalada Honky Tonk, con pollo frito rebozado al jengibre y una vinagreta de pomelo y pasas. Pasas no había y jengibre, a bote pronto, diría que tampoco, pero estaba fresquita, cosa que agradeceríamos.


Porque las hamburguesas requerirían frescor exterior y líquidos para digerirlas. El plan era claro: Laura debía conseguir terminarse la suya para pedir su segunda. Yo debía acabar con dos de ellas para pedir al menos la tercera y asi probar un total de 5 variedades. Si la cosa estaba buena, forzaría para llegar a probar 6 o 7…Tampoco hubiera pasado nada si nos hubiéramos quedado en tres.
Empezó Laura con la Ibérica y yo con la Pampera. Eran, básicamente, dos clones, una con un poco de bacon y otra con supuesto provolone.



La carne, en ambas de vacuno, era de ese tipo altamente compactado, gomoso. Como si tuvieran cilindros de carne prensada y los fueran cortando en rodajas.Se salvaban un poco por el sabor que le daban los tostados, pero secas, secas…y eso que las pedimos poco hechas.
Eso no quita para que yo la mía me la zampara en cuestión de minutos y pidiera la siguiente. Algo así como hamburguesa con salsa oriental sin pan con laminas de aguacate y brotes de bambú.


Importante lo de sin pan para no llenarse mucho y poder seguir probando. Vino un tercer clon de las dos primeras. Pero sin pan y con la ensalada de aguacate y bambú más sosa que servidor haya tomado. Si es que el aguacate no sabía a nada (y el bambú, obviamente, tampoco es la fiesta del sabor). Le endiñé una buena cantidad de kétchup y mostaza y a tragar, como los pavos. Más o menos a la vez terminamos yo mi segunda y Laura su primera, así que fuimos a por el quinteto. Laura picó con la Hamburguesa Barbacoa. Cuarto clon, aunque un poco mejor de punto que las anteriores, pero igualmente compacta. Aunque no os lo imaginaréis, su peculiaridad era que llevaba salsa barbacoa. Y ya.


Pensaréis a estas alturas que la cosa no triunfó. Así es, pero al menos la quinta del lote no me dejo mal recuerdo. Una burger de atún picado con salsa de soja y huevo de codorniz. No estaba mal de sabor y por lo menos estaba jugosa. El atún desde luego no era de gran calidad, pero al menos con el saborcito, con el huevo, hay que reconocer que fue la ganadora de la noche, no por mejor, sino por menos mala.


Lo dicho. Si pagas 10, no pidas 30. Ciertamente, haciendo cálculos, la hamburguesa nos salía entre 4 y 5 euros, poco más que un Whopper o Big Mac. Pero esperábamos algo más. En fin, bien por la gracia de la barra libre de hamburguesas, pero hasta ahí.

lunes, 12 de marzo de 2012

Ad Libitum: a tu aire...

Como el fin de semana pintaba con buen tiempo (menuda noticia en este invierno seco) Laura aprovechó y me organizó una excursión para el sábado. Alimenticia, cómo no…:) Nos fuimos a ver algunos pueblecitos de lo que llaman la Sierra Pobre de Madrid. No sé si será pobre o no, pero desde luego tiene bonitos paisajes, bonitos pueblos y bonitos restaurantes. El que nos ocupa está en La Hiruela, a unos 100 km de Madrid. El pueblo es muy chiquitito. Tanto que tienen la sana costumbre de tener un parking a la entrada del pueblo para evitar que los coches de los visitantes lo inunden. De él salen unas cuantas rutas a pie, recomendables si no eres un poco vago como nosotros…:)


Tras disfrutar de un par de cervezas (tengo que hacerme ver lo mio con las Mahous...) y unas aceitunillas al solete, entramos al restaurante elegido, Ad Libitum. El nombre viene a decir “A tu gusto a tu aire, en libertad...”.


El sitio tiene bastante encanto. Una mezcla de moderno y rural, con dos pequeños comedores, al menos el de abajo, el nuestro, con chimenea.


Disponen de dos menús, el de degustación, con tres medios platos, segundo y postre, por 30 euros y el menú Hiruela, de 24, con primero, segundo y postre. Ambos ofrecen más o menos los mismos platos, pero justo el de degustación no incluía media ración de los canelones de morcilla y manzana, que nos había llamado la atención. Así que cogimos, por una vez, el menú más pequeño. Probamos efectivamente esos canelones, con una morcilla de sabor fuerte, poca presencia de la manzana y ocn una contundente bechamel. Es un plato que llena.


El otro primero no se quedaba atrás. Un guiso de garbanzos con salmón, una especie de sopa de verduras y salmón enriquecida con garbanzos cocidos. La verdad es que estaba muy bien de sabor, aunque sospecho que los garbanzos eran “de bote”. Aunque lo cierto es que a veces no merece la pena cocer las legumbres, dándoles el sabor simplemente haciéndolos hervir un ratito con el resto de ingredientes. Un plato para tener en cuenta en casa.


De segundos fuimos a por las carnes. Un gran y jugoso entrecot



y unas carrilleras al oporto, bien melosas y de generosa ración. Tardaron un poquito entre primeros y segundos y si me descuido me quedo sin vino, ya que poquito a poco casi había bajado la botella entera.


A los postres, ambos correctos, sin mucho ruido, una torrija para Laura (la otra la llevaba yo, figurada) y un arroz con leche para mi.


Con el vino, cocacolas, café e IVA (que feo lo de no incluirlo, sigue ocurriendo), salimos sobre los 35 por persona. Razonable.
A la salida se había ido un poco el sol, y al entrar en el coche, tras el paseíto mínimo desde el restaurante, se notaba el calorcito acumulado, dentro del coche y dentro de mí. Laura pensó que reposar un poco la comida antes de volver a conducir estaría bien. Y transpuesto me quedé…cuarenta minutos después abría los ojos pensando que solo los había cerrado un minuto para relajarme.Siestaca!!!! Laura, que está a todo, se encargo de grabarme roncando. Iba a colgarlo, pero la pinta que tengo en el video es innoble y total, para qué...:)Pues oye, de lujo, se me paso la modorra del vino y a seguir viendo cositas. Recomendable 100%

lunes, 5 de marzo de 2012

Diverxo: que nos quiten lo bailao.

Que nos quiten lo “bailao”…Nunca esta frase ha tenido más sentido. Inmersos como estamos en una situación complicada, de vez en cuando los caprichos te hacen libre. Apoyados por la Lotería de Navidad, que tuvo a bien premiarnos con una pedrea y con un poco de ahorrillos, Laura me sorprendió con el que ya es oficialmente mi restaurante favorito. Hemos vuelto a “Diverxo”, cuatro años y dos estrellas Michelín después. Todo perdura de aquel restaurante que nos enamoró en 2008. Iba un poco con la duda de si serían capaces de alcanzar el nivel de sorpresa y satisfacción de la vez anterior. No tengo la menor duda de que lo consiguieron. Platos sorprendentes, cada cual más delicioso. Tuve que esforzarme para elegir el menos bueno de los 14 que desfilaron ante nosotros.


Quizás han cambiado la política de no permitir hacer fotos a los platos, quizás no. Yo ni pregunté, decidiendo disfrutar plenamente de la experiencia y luego tratar de evocarla al recibir el mail con los detalles del menú. Fue éste, el Menu Diverxo de Marzo de 2012:

Edamame con salsa de ají amarillo.
Mejillón tigre estilo Diverxo.
Sopa agria de rabo de toro, anguila ahumada y fideos del mar. Sándwich crujiente de rabo de toro y angulas.
Posticker Shanghai de capón, su caldo emulsionado, carabinero y shitake.
Mollete chino de trompetas a la crema y piel de leche, tomate kumato cherry y cecina de buey ahumada.
Cocotxa Sichuan con lenguas de pato y aguacate.
Ventresca tibia de bonito, asada en brasas de sarmiento, huevo frito, ali oli de ajo negro y salsa de kimchee.
Canapé invertido pekinés.
Espárragos blancos a la mantequilla negra, con emulsión de leche de oveja y salmonete.
Chipirón de potera cocinado a la llama directa del wok, salsa agridulce de verduras asadas, trufa negra y noodles rotos.
Rape chifa versión glaseado express.
Civet de bacalao negro al jabalí.
Estofado express de costilla de buey, albahaca tailandesa, tamarindo y grasa de buey sin grasa.
Galanga, leche merengada de coco, alga nori y naranja sanguina.
Chocolate blanco con manzana verde, apio y aceituna negra.
Violetas, nueces de pecán, sésamo blanco y haba tonka.

Como veis, nada muy habitual, todo sabores, preparaciones y productos diferentes. Sólo un plato conservan del menú de 2008, el mejillón tigre. Bueno, también el Edamame que te acompaña durante los primeros platos, esta vez complementado de una crema de jabugo con unas cortezas de arroz y un aromático té. El resto, todo novedad.
Si tuviera que quedarme con cinco cartas para el póker, serían el posticker, con la combinación de mar y montaña exquisita, el mollete de trompetas de la muerte, toda una explosión de sabor y jugosidad, la ventresca, con el aroma de las brasa, los espárragos, un plato peculiar con el salmonete acompañando, el rape, con ese glaseado que yummmmmm…
Una confirmación del que para mi es el mejor restaurante en el que he estado…por segunda vez.

viernes, 2 de marzo de 2012

La Bruja Gorda.

Cortesía de nuestros más cosmopolitas cuñaos, Marina y Ángel, este fin de semana hemos hecho un brownie "de sobre". Muchas veces he visto en supermercados esos preparados americans para hacer, son solo mezclar y hornear, bollos y pasteles de todo pelo: cheesecakes, tartas de chocolate, los brownies. Nunca me había animado, así que un regalo ha permitido que pruebe este palo de la repostería. Y lo cierto es que el resultado es muy bueno. La marca en esta ocasión ha sido "Fat Witch Bakery", algo así como La Pastelería de la Bruja Gorda. Me mola el nombre.



Fat Witch Brownie
Un paquete de tal producto.
7 cucharadas de mantequilla (ligero no es)
3 huevos grandes.
Opcional:
Un par de puñaos de nueces peladas ligeramente machacadas.
Unos chips de chocolate.


Tan sencillo como un encantamiento brujeril: derrites al microondas, con cuidado de ir removiendo cada poco para que no se queme, la bolsa de trocitos de chocolate que trae el paquete y la mantequilla. Dejar enfriar a temperatura ambiente. Mezclar a continuación las bolsa que contiene la harina, levaduras y azúcar con los huevos, hasta que la mezcla este cremosa. Añadir entonces el chocolate con la mantequilla y mezclar bien. En ese punto, añadir los "extras": esas nueces y chips, o unas pasas, o avellanas...Al gusto.


Se pone la mezcla en un molde enmantequillado. Horno precalentado a 180 grados y 30 minutos depues ahí lo tenemos. El interior quedo ligeramente crudo, loque daba una sensación absolutamente deliciosa de relleno de chocolate fundido. Fallos que son aciertos...:) La imagen última es d movil...bastante es que me acordé...


Como no se cuánto de fácil será encontrar ese Kit de la Bruja Gorda, también os pongo la receta habitual. Aquí queda aún más de manifiesto lo hipercalórico de este postre...

Brownies sin Brujas Gordas.
250 gr de chocolate negro
250 gr de nueces partidas
250 gr de mantequilla
250 gr de azúcar moreno
100 gr de harina
3 huevos grandes
Un sobrecito blanco y otro azul de esos impulsores quÍmicos (o uno de levadura royal)


Y lo mismo: derretir chocolate con la mantequilla, mezclar azúcar, harina y levadura con los huevos y luego con la mantequilla y el chocolate, añadir nueces, molde con mantequilla y al horno...Ya tenéis las dos opciones!!!